Edades del Hombre y Caminos de la Mística

UN  VIAJE  A  LA  MORAÑA  ABULENSE
CREDO: Exposición de Las Edades del  Hombre (28.8.2013)

*Por tierras de Arévalo y Fontiveros: lugares de la infancia de Isabel la Católica y Juan de la Cruz, además de lugar de paso obligado para Teresa de Jesús en sus fundaciones.

            En una sola jornada, después de las fiestas de la Transverberación en Alba de Tormes, un grupo de 50 personas recorrimos un itinerario histórico, turístico a la vez que espiritual, que nos puso en contacto con un capítulo importante de nuestra historia, y así pudimos contemplar un amplio panorama artístico español que va desde el Medioevo hasta el Renacimiento. Pero sobre todo percibimos que la mística, en sus representantes más cualificados, se fraguó y anduvo por estos caminos de la amplia meseta castellana.
El viaje es relativamente fácil y corto puesto que, una vez llegando a Peñaranda, se toma la carretera de Fontiveros, siguiendo hasta Arévalo. No estamos lejos, desde Alba de Tormes, de estos lugares emblemáticos y tan cargados de historia. Una visita tranquila y serena, donde cuenta incluso lo gastronómico, constituye una buena lección de historia de España y de su vertiente mística, inseparable de ella.
1.               El objetivo fundamental era la visita a la villa medieval de Arévalo, en un tiempo lugar de residencia de la corte (allí vivieron, p.e.), Ignacio de Loyola (1505) en su etapa juvenil al servicio real durante unos 10 años, e Isabel la Católica en sus años de infancia. Allí se estableció, emigrando desde el vecino Fontiveros, la viuda Catalina Álvarez, con el fin de buscar un futuro en aquellos años de escasez y pobreza para ella y sus dos hijos, Francisco y Juan de Yepes (luego San Juan de la Cruz), por lo que la infancia del santo de Fontiveros pasa también por Arévalo (1548-1551) y luego por Medina del Campo (1551-1563), donde transcurre adolescencia y juventud, justo hasta que entra fraile en la Orden del Carmen.
La intención estaba bien clara, hacer una visita guiada a la exposición de LAS EDADES DEL HOMBRE (21.5 / 3.11.2013) dedicada al tema de la Fe bajo el título de CREDO, por aquello de la declaración del 2013 como AÑO DE LA FE por parte del papa dimisionario Benedicto XVI.
La singularidad de esta edición ha sido el haber repartido la exposición en tres iglesias (Santa María, San Martín y El Salvador), seguramente por razones de no haber podido disponer de un espacio expositivo suficiente. Lo que a primera vista parecía un inconveniente, sin embargo ha resultado una posibilidad mejor de circular y admirar el entorno de la villa, su estilo castellano medieval bien conservado, el arte románico-mudéjar que predomina en este lugar y alrededores. Como en el caso de la Fe, aquí también se trataba de hacer un viaje o peregrinación en diversas etapas, marcadas por estas 3 iglesias y las fases o periodos del símbolo de la fe o Credo: Creo en Dios Padre, creo en Jesucristo y creo en el Espíritu Santo, más la Iglesia. Un total de 100 piezas (la muestra es de dimensiones inferiores a las anteriores, aunque no de menor calidad). No nos pareció hallar alguna pieza de Alba de Tormes y contornos, como en otras ocasiones. La visita, muy bien organizada desde el punto de vista logístico (guias, tiempo, itinerario…) y haciendo bien perceptibles sus contenidos. Desde luego queda bien claro cómo la fe cristiana (fe en un dios encarnado) ha dejado una huella tan importante en el arte, puesto que a través de la expresión artística (belleza) no sólo ha dado culto a Dios (dimensión vertical), sino que también ha enjuiciado y valorado el mundo y sus realidades, sobre todo el hombre (dimensión horizontal) como algo salido de las mismas manos de un dios creador y salvador.
Dos cosas a resaltar después de este itinerario artístico tan importante y que se nutre de obras de arte fundamentalmente de Castilla y León: (1) la interesante distribución de las piezas en el marco especial de esas iglesias, algunas mudéjares de notable valor, sin un abuso de número de las mismas, sino éstas pocas y seleccionadas; importante el Cristo yacente de Gregorio Fernández que pudimos contemplar de cerca; (2) la buena logística y organización de la muestra, siendo una villa de no tantas posibilidades, pero el evento marca la vida de estos días que se nota en guías, limpieza, restauración, avisos, zonas de parking, gastronomía, bares… Es decir, la exposición ha cambiado la situación, son el centro de atracción y de despegue de tantos turistas y –parece- que han sabido cuidar y aprovechar esta buena fortuna. Uno no podía por menos de pensar en la posibilidad de una próxima etapa de las EDADES DEL HOMBRE en Alba (2015), y ésta con una situación muy similar a la de Arévalo.
            La visita a las EDADES, divididos en 3 grupos, fue muy bien seguida debido a la profesionalidad de los guías; luego se amplió, por concesión del ayuntamiento, al castillo medieval (ya muy restaurado) donde pudimos contemplar sus instalaciones y hasta subir a la torre del Homenaje. A todos nos venía a la mente la serie televisiva de “Isabel la Católica”, pero ya nos avisó la guía de que nada de la misma se grabó en ese castillo, aunque usan de vez en cuando la silueta y el perfil del mismo; y es que la reina Isabel nunca habitó en él, porque éste no era el Palacio real, sino una casona en la Plaza del pueblo, luego convertida en convento cisterciense y hoy ya desaparecida. Mereció la pena esta visita a Arévalo.
            Pero en esta visita me quedó un vacío, y es que tratándose de una exposición dedicada a la FE, no estuviera bien representado y señalado Juan de la Cruz que, además de pasar algunos años de infancia en este lugar, es el escritor que mejor ha hablado de la fe y de su purificación (noche oscura). No en vano Juan Pablo II escribió una carta en el reciente centenario sanjuanista (1991) llamándole precisamente MAESTRO DE LA FE. El aporte místico al campo de la fe le hubiera dado una presentación más sugestiva. Aunque sí es verdad que se podían contemplar dos estatuas de Venancio Blanco de Santa Teresa (boceto estatua de Alba)  y San Juan de la Cruz, pero faltaba esa referencia concreta. 
            Me compré el libro-catálogo editado sobre esta exposición (por valor de algo más de 30 euros) y, además de la descripción o ficha técnica de cada pieza u obra, encontré una magnífica introducción al arte mudéjar en esta zona y en la tierra de Alba (hay que tenerlo en cuenta), así como un estudio muy documentado de las diversas fases de construcción del castillo, su relación con la Villa (murallas y defensa), etc. Desde luego es la presentación más seria y científica de la exposición, como lo habréis comprobado en los respectivos volúmenes de las ediciones anteriores.
2.             Atravesando el magnífico puente medieval, que tantas veces paseó Teresa en dirección a Medina del Campo y Valladolid, pasando por el pueblecito de Villanueva del Aceral, donde la misma santa tenía un primo cura, en cuya casa se hospedó y, abusando de su confianza, le dejó allí varias monjas, mientras se aclaraba el asunto de la fundación de Medina, llegamos a la villa de Fontiveros, patria chica de San Juan de la Cruz, que todavía conserva iglesias, casonas, palacios, torres de su glorioso pasado.
Haciendo este viaje me di cuenta de la importancia de los caminos en la vida de Teresa y de Juan de la Cruz, y cómo funcionaba la economía del siglo XVI, porque Fontiveros era paso obligado para las famosas ferias de Arévalo y Medina del Campo que tanta importancia tenían para la economía castellana. Y ambos santos, por distintas razones, se movieron también desde esta perspectiva estratégica y económica.
La comida, por diversas razones, se hizo aquí en el Mesón Juan de Yepes, famoso por el “cocido sanjuaniego” de la Tía Lorenza, que tanta fama ha adquirido y que ha sido reflejado en la serie televisiva “Un país para comérselo”. El día de San Juan de la Cruz (14 de diciembre) es el menú del día y todo el pueblo lo come en el claustro del antiguo convento carmelita de san Juan de la Cruz. Ciertamente no era día para un cocido, pero dimos buena cuenta de la pitanza que se nos ofreció. En esta ocasión dejamos de lado el lechazo arevalense prefiriendo comer en la villa sanjuanista, no sólo por razones sentimentales, sino también por el coste económico (!). Por si alguno se extraña de tal decisión…
            La llegada a Fontiveros se hizo por las afueras del pueblo con el fin de visitar la laguna (no la charca) de San Juan de la Cruz, una amplia zona freática que desde siempre tuvo agua (no muy lejos pasa el rio Zapardiel que pasa por Medina y desemboca en el Duero –cuando tiene agua- en Tordesillas). Aquí ocurrió una escena digna de contarse, cosa de juegos de niños que se entretenían lanzando juncos o cañas al agua para ver si volvían afuera una vez tocaban fondo. Juanito se debió inclinar demasiado en alguna ocasión y cayó a la laguna con el peligro de poderse ahogar… La biografía barroca ya dejó escrito que una mujer misteriosa lo sacó del aprieto extrayéndolo del agua, dando a entender que fue la Virgen María. Parece ser que el muchacho así lo contó. Pero la cuestión es que debió ser algo trasto en sus años de infancia, ya que en Medina del Campo se volvió a caer, esta vez a un pozo. El paraje está muy bien acondicionado, con la expresa memoria al Santo mediante una figura de Juan de la Cruz estilizada o cortada sobre una plancha de hierro. Me consta que es la meta de los paseos matutinos y vespertinos de los vecinos fontivereños. Así como está hoy es muy evocador y permite hacer tantas consideraciones sobre la vida y obra de este místico universal aquí nacido.
            Adentrándonos ya en el pueblo pasamos por el espacio “San Juan de la Cruz” recientemente inaugurado, y que en sus instalaciones ofrece posada, biblioteca, zona de exposiciones, restaurante, cafetería y terraza (así la propaganda). Este lugar se ha recabado en forma inteligente de una antigua fábrica de harinas que fue regentada por un albense muy conocido y estimado, Rogelio Moro, de la familia de la Aceña de los Moros en Alba, que todos hemos conocido y cuyo edificio, también transformado, hoy es la Casa Molino. No sé hasta qué punto este espacio cumple sus funciones dado lo poco conocida y visitada que es esta villa de Fontiveros por turistas y estudiosos. Pero no deja de ser un intento por dotarse de una estructura al servicio y conocimiento del santo místico.
            La tarde la ocupamos en visitar la casa natal del santo, situada en la antigua Calle de Cantiveros, donde tenían el telar familiar sus padres, Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez, no sin pasar antes por el convento de la Madre de Dios de las Carmelitas Calzadas, de fundación anterior a él, situado en un palacio señorial con torre. Posiblemente lo visitaría en más de una ocasión y de aquí vendrían sus primeros contactos con la antigua Orden del Carmen. En este convento de monjas calzadas se hospedó varias veces Santa Teresa.
            En Fontiveros nació san Juan de la Cruz en 1542, posiblemente el 24 de junio, fiesta de San Juan Bautista, razón por la que recibió tal nombre. No se puede dar la fecha exacta de nacimiento y bautismo a causa de la pérdida de los libros parroquiales. Pero sí se sabe que sus padres eran tejedores (de orígenes toledanos); el padre natural de una  buena familia de Yepes (Toledo) que pasaba muchas veces por Fontiveros comerciando con paños, adonde conoció a su esposa Catalina, de condición social mucho más inferior, motivo por el que su familia toledana le abandonó completamente. Pero ganó la batalla las razones del amor, se quedó en Fontiveros y allí puso su telar donde trabajaban ambos esposos. Del matrimonio nacieron varios hijos, de los que sobrevivieron sólo dos. Fueron años de carestía en Castilla, pasaron hambre y necesidad. Juan de la Cruz conoció el hambre, la escasez y la pobreza en su infancia, muy distinta a la de Teresa. A una malnutrición infantil se debe posiblemente la estatura baja que tenía, de la que se dio cuenta hasta santa Teresa (medio fraile). Al enviudar Catalina (murieron el marido y el 2º hijo), después de un viaje a Toledo buscando en vano ayuda de la familia paterna (donde había un médico y un eclesiástico) decidió salir de Fontiveros en busca de mejor fortuna y posibilidades hacia Arévalo y después a Medina del Campo, donde ya se estableció con sus hijos (uno casó y el otro se hizo fraile carmelita), viviendo en la calle de Santiago, justo donde fundaría Santa Teresa su primero convento reformado (1567). Ambas mujeres se conocieron y la madre fundadora dejó encargado a las monjas que la asistieran en sus necesidades, tal y como consta en los libros de cuentas del convento. Catalina, la de Yepes, así como era conocida, en Medina se dedicó también (por sueldo o dinero) a dar de mamar a niños (nodriza); esto para darnos cuenta de la dureza de vida que conoció fr. Juan de la Cruz en su propia casa, el cual, cuando le preguntaban por sus padres, decía con orgullo: soy hijo de unos pobres burateros. Catalina Álvarez fue víctima del catarro que asoló España en el año 1580 y todavía se conserva su sepulcro en el claustro del convento de las carmelitas descalzas de Medina del Campo.
            Hecho este paréntesis medinense, volvemos a Fontiveros.   
            El convento de carmelitas descalzos de San Juan de la Cruz ocupa el antiguo solar de la familia y es como un convento en miniatura, con la particularidad de que se construyó al mismo tiempo que el de Alba. Por eso, la iglesia y claustro (siempre en ladrillo) de ambos son exactos (s. XVII). La Orden tardó en fundar aquí por la evidente dificultad de poder mantener una comunidad con cierta autonomía, aparte del problema de las comunicaciones, aún existente. En el retablo mayor de la Iglesia hay una talla de San Juan de la Cruz de muy buena factura, imitando el modelo iconográfico que hizo clásico Gregorio Fernández: Juan de la Cruz con libro y una cruz en las manos. Esta imagen es llevada a la parroquia para la fiesta de san Juan de la Cruz (14 diciembre) y sale en procesión por todo el pueblo; el que escribe estas líneas quedó admirado una vez de aquella procesión, puesto que me di cuenta de que en ella todo el pueblo, acompañando la imagen, cantaba nada más y nada menos que toda la poesía del Santo, que sabemos es una de las cimas de la poesía castellana. Un espectáculo impresionante!
            El convento, aunque sufrió bastante en la Francesada, estuvo ocupado por frailes hasta el 1836 en que hubo que abandonarlo a causa de la exclaustración. Por más que se ha intentado, incluso en el siglo XX, nunca se ha logrado restaurar la vida carmelitana en este lugar por las dificultades antes mencionadas de economía y comunicación.
            La Calle Cantiveros atraviesa todo el pueblo, subiendo por ella, se llega hacia el recinto que hace como de Plaza Mayor, hoy bastante desfigurado, pero en cuyo centro se halla una estatua de bronce enorme de San Juan de la Cruz del escultor Font, que tanto trabajó para la Orden del Carmen, inaugurada en el 1927 con motivo del doctorado eclesial del Santo. Ante ella nos hicimos una foto de grupo.
            Caminando más adelante se llega a la parroquia de San Cipriano, una iglesia de grandes proporciones, casi catedralicias, pero construida en estilo mudéjar (excepto la cabecera de estilo gótico) como bien lo atestiguan los arcos moriscos que sustentan las bóvedas de las 3 naves. Así la conoció Fr. Juan de la Cruz y la frecuentaría a menudo con sus padres. Porque de hecho aquí fue bautizado en la pila y capilla que todavía se enseña, y aquí están enterrados Gonzalo y Luís, el padre y el hermano menor, según lo señala una lápida y reja dentro de la nave central. Un templo, por tanto lleno de evocaciones sanjuanistas y que lo intentan recordar tantos motivos en su interior, como la estatua del siglo XVIII, junto a santa Teresa, que se halla en el retablo mayor. Hoy no podemos valorar hasta qué punto Juan quedó ligado a su pueblo natal, pero diversos viajes ya de fraile le trajeron por estos mismos parajes (p.e. de ida o de vuelta a Duruelo y Mancera) y, aunque sólo fuera de recordarlo por haberlo oído a su madre, debía saber que en Fontiveros estaban sus orígenes y que allí se quedó para siempre una buena parte de su familia de carne y sangre. No dejaría de mirar con nostalgia hacia la iglesia y hacia las lagunas de sus primeros juegos infantiles.
            Por motivos sanjuanistas Fontiveros y Alba de Tormes tienen sus vínculos: Fr. Juan de la Cruz acompañó, viajando desde Mancera, a la Madre Teresa en la fundación de Alba y estuvo el día de la inauguración del convento (25.1.1571);  el convento e iglesia de los frailes carmelitas de Alba de Tormes están dedicados al Santo, es la primera iglesia que se le dedicó después de su beatificación, por lo que el General de la Orden la dotó con una reliquia especial: el dedo índice de San Juan de la Cruz; en el archivo conventual además se conserva el códice ms. más completo de sus obras, que es uno de los testimonios más importantes a la hora de establecer el texto crítico sanjuanista, donación de la familia ducal. Cuando se celebró el doctorado de san Juan de la Cruz (1927), el convento albense sufrió una gran transformación en el adorno de iglesia y claustro; fue entonces cuando en las hornacinas de las esquinas del claustro se colocaron esa especie de sargas con escenas de la vida del santo, y también los pisos de portería y claustro se enlosaron con un azulejo especial, en cuyos extremos figuran reproducidos los avisos y dichos de San Juan de la Cruz.
            Quiero recordar que entre las primitivas carmelitas descalzas de los primeros años figura alguna monja natural de Fontiveros, las hermanas Inés de la Cruz y Catalina de la Concepción (Arias Pamo).
            Así pues, una vez vista detenidamente la iglesia parroquial, ya nos encaminamos hacia casa, pero haciendo antes una parada en Peñaranda de Bracamonte con el fin de visitar iglesia y convento de las Carmelitas Descalzas, un lugar lleno de arte y que es desconocido, aun estando tan cerca, para muchos albenses.
            *Pero este paso por Fontiveros nos recordó una tarea fundamental a cumplir cada uno de los excursionistas, la necesidad de leer la poesía de Juan de la Cruz, como un acercamiento estético y literario (también religioso) a uno de los mejores representantes de la lírica castellana. Quien lo desee hacer, en un solo volumen de reducidas dimensiones y precio asequible, puede acceder a la poesía de ambos místicos, Teresa y Juan de la Cruz: Lira mística. 6.edición, Madrid, Editorial de Espiritualidad, 2011. Y si se quiere leer una buena biografía del santo, aconsejamos la de CRISÓGONO DE JESÚS, Vida de San Juan de la Cruz (col. BAC 435), Madrid, Editorial Católica. O también el volumen colectivo y lleno de un abundante aparato gráfico a todo color: Dios habla en la noche, Madrid, Editorial de Espiritualidad.
3.               El convento de las carmelitas descalzas de Peñaranda de Bracamonte es una fundación de los Condes del lugar, muy devotos de Santa Teresa, pues alguno de sus antecesores hospedó a la santa y hasta dio testimonio en el proceso de beatificación. En concreto se debe a Don Gaspar de Bracamonte, virrey de Nápoles, que está enterrado en el suelo a la puerta del coro conventual. El convento fue inaugurado el 20 de octubre de 1669.
El edificio es de nueva planta y está construido en ladrillo y granito de acuerdo a los cánones arquitectónicos de la Orden, por lo tanto, un buen ejemplo de la arquitectura carmelitana. Conviene recordar que este convento se está construyendo al mismo tiempo que se alarga la iglesia conventual de Alba para hacerla de cruz latina y colocar el sepulcro teresiano en el centro de altar mayor. Ambas obras las dirige el arquitecto carmelita Juan de san José (1621-1683) desplazándose con frecuencia de un lugar a otro. El atrio que le antecede en piedra de granito fue diseñado por Pedro de la Visitación, el cual trabajó además en la capilla de san José de esta iglesia conventual.
 Para el servicio de las monjas había una hospedería (antiguamente se llamaba Hospicio en la legislación carmelitana) donde vivían unos pocos frailes que prestaban hospitalidad a los frailes que necesariamente pasaban por allí en dirección Ávila, Salamanca, Alba, Duruelo… Peñaranda era un nudo de comunicaciones y la Orden había previsto este servicio que prácticamente duró hasta la exclaustración (1836).   
El Conde fundador, como era habitual, quiso hacer del convento el mausoleo de su familia y, por lo tanto, lo dotó bien y engrandeció con obras de artes muy significativas. Puesto que fue Virrey de Nápoles, de allá fue mandando pinturas, grabados, orfebrería, piedras, todo cuanto fuese necesario para el adorno artístico de su convento. De hecho actualmente, este convento tiene la mejor colección de pintura italiana de toda Castilla y León.
La iglesia, de planta de cruz latina, es típicamente carmelitana y está dedicada al misterio de la Encarnación, por lo que el retablo lo preside un cuadro de la Anunciación de Guido Reni, coronado por un calvario italiano en bronce. La estructura y ensamblaje del retablo mayor y retablos laterales es idéntica al de las Madres Carmelitas de Alba, ambos pueden haber tenido un mismo ensamblador; igualmente las estatuas de san Juan de la Cruz y de Santa Teresa, colocadas en hornacinas del banco inferior del retablo mayor, son idénticas a las estatuas de los mimos santos de los frailes carmelitas de Alba, hoy en el museo. Posee un tabernáculo o sagrario precioso, exento, en estilo italiano, hecho de la combinación de diversos mármoles, piedras duras raras, bronces, etc. El aire italiano de todo el conjunto se completa con los dos altares laterales y sus pinturas en lienzo y bronces, además de los lienzos que cuelgan de las paredes, donde hallamos obras de Lucas Jordán, Andrea Vaccaro, Martin de Vos… Aparte de otros cuadros existentes en el convento debidos al pincel de Díaz Ferreras, Alonso del Arco, Lorenzo Vila… Merece la pena destacar la presencia en la iglesia de un gran cuadro de Lorenzo Balde sobre Santa Rosa de Lima, y otro de la Transverberación de Santa Teresa de Lucas Jordán.
Pero la perla de este conjunto es la Capilla de Loreto, situada detrás del altar mayor, y que es una reproducción de la santa Casa de Loreto, así concebida por la devoción del Conde en sus años de permanencia en Italia. Parece ser que es lo primero que se hizo y sirvió de iglesia a las monjas. Presidida por un retablo con la imagen de la Virgen de Loreto y diversos cuadros llenos de relicarios, el conjunto ahora (desde 1994) alberga el museo del convento, donde se pueden admirar más cuadros, niños Jesús napolitanos, orfebrería religiosa, varios calvarios en bronce, cuadros con escenas piadosas modeladas en cera, relicarios, etc. Destaca una composición en forma de cruz que reproduce en cera la imagen de las postrimerías (cielo, infierno, purgatorio…), además de una imagen de vestir de Santa Teresa adornada con su vestido de gala (imagen procesional), que nos recuerda la imagen procesional de Alba, ambas del siglo XIX.  
La visita culminó con la venta de repostería carmelitana a la que se dedican estas monjas desde hace algunos años.
Pero antes de terminar conviene recordar dos detalles cercanos a nosotros: el 9 de julio de 1939, cerca de la estación del tren de Peñaranda, estalló el polvorín que dejó más de 100 muertos en la localidad y destrozó sus edificios; el convento de las Carmelitas quedó dañado seriamente por su cercanía, sobre todo porque levantó todos los tejados del mismo; las carmelitas no tuvieron más remedio que abandonarlo, mientras se reparaba, y se hospedaron en el de Alba de Tormes un largo espacio de tiempo, pero que no llegó a un año. Aquel suceso unió mucho a ambas comunidades. El otro dato es la presencia en este mismo convento de una carmelita descalza natural de Alba, Hermana Teresa María Álamo Salazar, ya fallecida, y que fue hermana de nuestro poeta Antonio Álamo Salazar, el cual frecuentó mucho esta casa y participó en no pocos recitales patrocinados por el Carmelo.  
Visitando esta Carmelo de Peñaranda tan rico de historia y arte, y tan vinculado a Alba de Tormes, nos gustaría formular el deseo de que el itinerario turístico fuera siempre conjunto entre ambos lugares, que nadie –visitando el sepulcro de santa Teresa en Alba- se marchara sin ver este magnífico museo de arte italiano, puesto que por la villa peñarandina de ordinario pasan casi todos los peregrinos que van a Alba. 

       Comprobaréis que todo lo anterior ha salido de la "pluma"  de Manuel Diego Sánchez, carmelita, al que agradezco de todo corazón la disponibilidad, trabajo y amistad, puestos de manifiesto en estos viajes realizados a Ávila y La Moraña, y sobre todo, por sus magníficos escritos relatándonos las vivencias tenidas en ambas excursiones. Tampoco quiero olvidarme del trabajo técnico realizado por las personas que hicieron posible que disfrutáramos de lo lindo. Muchas gracias de todo corazón.


Arévalo. Ávila

Visita a las Edades del Hombre.
Nota ( Las fotografías de las imágenes de las Edades del Hombre están bajadas de la Web) 
Entrada


Plaza de la Villa



Iglesia de Santa María la Mayor












                                      Iglesia de San Martín






                              









Iglesia de San Nicolás



Iglesia de El Salvador





















Epílogo de la visita a las Edades del Hombre

Santa Teresa de Jesús


San Juan de la Cruz



San Pedro de Alcántara


Si lo deseáis en el enlace siguiente:  http://www.rtve.es/alacarta/videos/pueblo-de-dios/ podéis ver un vídeo editado por la 2 muy interesante de esta exposición de las Edades del Hombre  

Visita de Arévalo

Iglesia de Santo Domingo de Silos














Arco de Alcocer



Plaza del Real



Castillo





Fontiveros

Laguna




Casa natal de S. Juan de la Cruz, hoy Convento de Carmelitas Descalzos







Parroquia de San Cipriano





Pila bautismal, donde bautizaron a S. Juan de la Cruz






Cristo de la Verja
















Peñaranda de Bracamonte

Carmelitas Descalzas





























































Ermita del Humilladero







      Y para terminar no podía faltar una breve vista a Alba de Tormes, donde nuestra venerada Santa Teresa de Jesús tiene su sepulcro. Esta visita es particular y sería una forma de completar lo anterior.

Alba de Tormes

En este mismo blog podéis encontrar más detalladamente las iglesias que relaciono a continuación y también podéis ir a la página web: http://www.adelgadocosme.es/museocarmelitano/muscarmeli.html  para ver el museo de las carmelitas.

Santa Teresa 


Iglesia de la Anunciación o de las Madres




Reliquias de Santa Teresa de Jesús




Otras reliquias y objetos relacionados con Santa Teresa de Jeús









Iglesia de San Juan de la Cruz o PP Carmelitas



Iglesia de San Juan o de los Santos Juanes





Iglesia de Santiago Apóstol



Convento de las Franciscanas o MM Isabeles



Torre del Homenaje, resto  del Castillo de los Duques de Alba